La vida me ha enseñado que un paciente es más que alguien que viene buscando solución a su problema de salud.

 

Es alguien de quien puedo aprender, a quien debo escuchar y a quien debo dar lo mejor de mí. Con ellos he aprendido a vivir el día a día, a ver las soluciones en vez de los obstáculos y sobre todo que es mejor ser amigo, que extraño.

 

A comprender que la vida es como un corto viaje donde es mejor llevar un equipaje ligero, aprender a estar feliz con lo que se tiene y a dar gracias a DIOS por todo lo recibido.

 

 

GRACIAS POR PERMITIRME SEGUIRLE SIRVIENDO.